domingo, 23 de junio de 2013

“LA ESCUELA DEL CAMPO” Y “EL MAESTRO DE ESCUELA”

“LA ESCUELA DEL CAMPO” Y “EL MAESTRO DE ESCUELA”

LA ESCUELA DEL CAMPO

En esta lectura se comparó la gran diferencia que existe entre la escuela de la ciudad y la del campo, se describía a la de la ciudad y sus condiciones eran malas, si era así en la ciudad ¿cómo estarían las del campo? Por ser las más alejadas a las grandes ciudades, las comunidades del campo toda la vida han sufrido de abandono por parte de las autoridades y con la educación pasa exactamente lo mismo, se ha mantenido han mantenido en el olvido aquellas pequeñas comunidades.

EL MAESTRO DE ESCUELA
La enseñanza de las escuelas primarias estaba bajo el régimen doctrinal y del ayuntamiento de ahí era el caso la autorización de una licencia para el establecimiento de escuelas y del magisterio, de ahí se le consideraba como profesión libre.
A continuación menciono un pequeño resumen de las lecturas:
En las escuelas que eran y son de bajos recursos no hay instrucción, ni moral, ni nada que preparara un provenir a la juventud, por consiguiente el indio no aprendía a leer y eso explicaba su estado actual de barbarie y de abatimiento.


Durante la colonia en las escuelas del campo solo se enseñaba la doctrina cristiana, o para hablar con más propiedad, los rezos más insignificantes y que se hacían recitar de memoria a los niño, estos rezos eran, el Bendito, el Padre Nuestro, el Credo, el Ave María y los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia y como no se les enseñaba al mismo tiempo el castellano, el aprendizaje de estos rezos era perfectamente inútil, pues no los comprendían.


Esto sucedía por que los alcaldes solían abrir una escuela para que se enseñaran los rezos de los catecismos o el subdelegado desterraba o mandaba engrillado en una mula al maestro de la escuela, regularmente era un pobre mestizo que había aprendido a leer en la ciudad, y a quien la miseria obligaba a convirtiéndose en maestro de escuela, además desempeñaba por necesidad el empleo de sacristán, notario del cura, barría la iglesias, arreglaba los ornamentos, confeccionaba las ostias, ayuda en la misa, era cantor, componía el monumento del jueves santo y el Belén en noche buena, enseñaba a rezar a las novias   y sus horas de ocio el infeliz tenía obligación de divertir al cura, al vicario y a la ama de llaves y su  sueldo variaba desde cinco pesos al mes hasta veinte.


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