LAS ESCUELAS LANCASTERIANAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO.
CARACTERÍSTICAS:
Se utilizaba una nueva
técnica pedagógica por la
cual los alumnos más avanzados enseñaban a sus compañeros.
Un solo
maestro podía enseñar de 200 hasta 10000 alumnos, con los que bajaba el costo de la educación.
Los
alumnos eran divididos en pequeños grupos de 10; cada grupo recibía la
instrucción de un monitor o instructor, que era un
niño de más edad, y más capacidad, previamente preparado por el director de la
escuela.
Las
asignaturas que se impartían eran: escritura, lectura, aritmética y además se les enseñaba doctrina Cristiana.
Desde la
entrada del niño a la escuela hasta su salida por la tarde, sus actividades
estaban controladas por una serie de requisitos, ordenes, premios y castigos.
En las
escuelas era común que las ventanas estuvieran rotas y tapadas con
bastidores de madera.
Algunas
escuelas tenían baño, que consistía de un cajón, pero la mayor parte optaba por
dejar a los niños salir a la calle provocando quejas de las autoridades
municipales.
En las
paredes había un Santo Cristo de madera y alrededor del cuarto se suspendían
grandes carteles para la enseñanza de la lectura y la aritmética.
Un día
común en una escuela Lancasteriana era de 6 o 7 horas de clase, con un descanso
de dos horas al medio día para comer en casa.
Al
entrar a la escuela en la mañana, el niño se formaba en línea con sus
compañeros de clase para la inspección de: cara, manos y uñas, su ropa
debía estar limpia,
sus zapatos o pies sin lodo.
Para
escribir se usaban pluma de ave que habían sido cortadas y preparadas por el
director de la escuela. La tinta se hacía de huizache y caparrosa y costaban un
real cada cuartilla (equivalente a 4.033 Litros). El papel generalmente era de
un tipo llamado de Holanda o a veces era de maguey.
Los
utensilios de enseñanza presentaban un gasto fuerte, ya que equivalían a una
tercera parte del presupuesto mensual de 8 pesos destinados a los utensilios
(arena, pizarrines y plumas).
Divisas
de mérito y castigo, unas tarjetas o planchuelas de madera que el director
colgaba con una cuerda al cuello del niño.
Horario
de la mayor parte de las escuelas era de 8:00 a 12:00 y de 2:00 a 5:00 o sea 7
horas de clases.
Generalmente
el mayor número de niños asistía en las mañanas no en las tardes, el 80% de los
alumnos tenían entre 6 y 10 años, aunque algunos solo tenían 4 años y otros 14
años.
MÉTODO MUTUO.
La
enseñanza mutua fue practicada por algunos maestros particulares y en las
escuelas gratuitas de algunos conventos. Pero la compañía lancasteriana fue la
que ganó para el método de atención y el apoyo de gobierno el público, e
impulsó el establecimiento de escuelas de enseñanza mutua en toda la nación.
El
telégrafo era uno de los aparatos distintivos de la técnica lancasteriana, que
era un palo de madera que sostenía en su extremidad superior una aspa de
hojalata que en un lado decía el número de la clase y en el otro EX que quería
decir examen.
Cada
grupo de 10 niños tenía su monitor que, de acuerdo con un horario, enseñaban
las lecciones de escrituras, lectura aritmética y doctrina cristiana.
Además
de un monitor particular había monitores generales y de orden.
§ Monitor
general: tomaban la asistencia, averiguaba la razón de la ausencia de un
alumno, cuidaban los útiles de la enseñanza.
§ Monitor
de orden: administraban la disciplina.
Todos
los monitores eran supervisados por el director de la escuela. El “mecanismo”
del sistema de monitores debía funcionar casi por sí solo.
Al toque
de una campanita de bronce, los niños marchaban al aula y se distribuían en las
mesas por clases.
Con una
precisión militar y siguiendo la señal del monitor de orden “los alumnos daban
su frente a las mesas, quitándose los sombreros por medio de un cordón y se
arrodillaban para elevar sus preces al Ser Supremo”.
Se
enseñaba primero las letras que consideraban mas fáciles como I, H, T, L, E, F,
después las que tenían ángulos (A, U, W, M, N) y curvas (O, U, J).
La
doctrina cristiana se enseñaba de igual forma que la lectura, o sea, los niños
en semicírculos memorizaban primero el catecismo de Ripalda y el catecismo del
abate Fleuri, para ahondar en la explicación.
La instrucción recibida por el monitor, era que debían
leer.
Para
asegurar el orden y promover el estudio era el sistema de premios y castigos.
Un niño
desaplicado y desobediente era reportado por su monitor de grupo, al monitor de
orden, quien administraba la pena.
Los
castigos ordinarios consistían en que se colgaba una tarjeta de castigo del
cuello del muchacho o se le hacía arrodillarse, poner los brazos en cruz, a
veces sosteniendo piedras pesadas en las manos.
El origen
social de los alumnos
El fin de esta era de promover la educación primaria
entre las clases pobres. Ya que la mayor parte de los alumnos
inscritos en estas escuelas gratuitas de la compañía lancasteriana y del
municipio eran pobres.
En una encuesta el 24% de los niños puso como
ocupación de sus madres, indicando con ello que su padre estaba muerto, ausente o
era desconocido.
Las mujeres sostenían a sus familias principalmente
como costureras, lavanderas y sirvientas.
Los trabajos paternos eran zapatero, comerciante tejedor,
carpintero militar y sastre.
No había ningún medico y abogado
La mayoría de los niños era evidentemente de clase
popular.
Su
importancia en la difusión de la enseñanza elemental
La idea
clave del sistema lancasteriano fue que el niño debía ser constantemente
activo. No se aburriría, porque siempre estaba aprendiendo algo del monitor en
su pequeño grupo. Lancaster insistía en que cada niño debe tener algo que
hacer a cada momento y una razón para hacer.
El sistema
lancasteriano fue de suma relevancia por sus características método de
enseñanza, ya que como no existían gran numero de maestros, se capacitaba y
orientaba a niños con capacidades sobresalientes, para enseñar al resto del
grupo ya que era de gran cantidad de alumnos y estos reducía costos y podías
dar educación a todos.
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